Hay una creencia popular muy extendida que atribuye ceguera a los murciélagos. Esto no sólo es falso, sino que en algunos casos es totalmente contrario a la realidad. Existen algunas subespecies de murciélagos, como los llamados zorros voladores (especie originaria de Filipinas), cuyo sentido de la vista es extraordinariamente agudo, tanto que les resulta vital a la hora de desenvolverse en busca de alimento.
La convicción popular de que este animal es ciego se debe, en gran medida, a sus hábitos nocturnos, y también a que utilizan el oído como sentido principal. Sus grandes orejas funcionan como un radar, para amplificar las resonancias que producen sus propios chillidos al rebotar en determinadas superficies; las paredes de las cuevas, por ejemplo. Con este sistema se orientan, calculan las distancias y consiguen localizar a sus presas de manera certera. Son chillidos que el oído del ser humano no puede percibir de manera natural.
Hay una creencia popular muy extendida que atribuye ceguera a los murciélagos. Esto no sólo es falso, sino que en algunos casos es totalmente contrario a la realidad. Existen algunas subespecies de murciélagos, como los llamados zorros voladores (especie originaria de Filipinas), cuyo sentido de la vista es extraordinariamente agudo, tanto que les resulta vital a la hora de desenvolverse en busca de alimento.
La convicción popular de que este animal es ciego se debe, en gran medida, a sus hábitos nocturnos, y también a que utilizan el oído como sentido principal. Sus grandes orejas funcionan como un radar, para amplificar las resonancias que producen sus propios chillidos al rebotar en determinadas superficies; las paredes de las cuevas, por ejemplo. Con este sistema se orientan, calculan las distancias y consiguen localizar a sus presas de manera certera. Son chillidos que el oído del ser humano no puede percibir de manera natural.
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