Una supernova es una gigantesca explosión estelar, que se produce casi siempre cuando una estrella deja de generar energías termonucleares en su interior; en ese momento se produce una reacción similar a la que sucedió en muchísima mayor medida durante el Big Bang. La estrella revienta creando arcos de luminosidad que pueden divisarse a muchísimos años luz de distancia, y expidiendo al espacio enormes nubes compuestas, fundamentalmente, por polvo y gas.
El resultado final de una supernova es impredecible. Según el tamaño de la estrella que haya explotado, puede generar nuevos planetas, nebulosas, e incluso sistemas estelares, regidos o no por la órbita en torno a un sol. En la actualidad, aunque los astrónomos no pueden prever ni descubrir con demasiada antelación una supernova, sí han conseguido estudiarlas lo suficiente como para poder clasificarlas en dos tipos, en función de la cantidad de partículas de hidrógeno que posean en su interior.
Una supernova es una gigantesca explosión estelar, que se produce casi siempre cuando una estrella deja de generar energías termonucleares en su interior; en ese momento se produce una reacción similar a la que sucedió en muchísima mayor medida durante el Big Bang. La estrella revienta creando arcos de luminosidad que pueden divisarse a muchísimos años luz de distancia, y expidiendo al espacio enormes nubes compuestas, fundamentalmente, por polvo y gas.
El resultado final de una supernova es impredecible. Según el tamaño de la estrella que haya explotado, puede generar nuevos planetas, nebulosas, e incluso sistemas estelares, regidos o no por la órbita en torno a un sol. En la actualidad, aunque los astrónomos no pueden prever ni descubrir con demasiada antelación una supernova, sí han conseguido estudiarlas lo suficiente como para poder clasificarlas en dos tipos, en función de la cantidad de partículas de hidrógeno que posean en su interior.
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