Una enana blanca es el resultado del proceso por el cual una estrella se convierte en un cuerpo celeste frío. Esto se debe al agotamiento de su combustible, es decir, cuando en su interior dejan de producirse reacciones debidas a la energía termonuclear que todas las estrellas tienen (siempre que superen una masa determinada). El proceso de enfriamiento provocará también que se vaya condensando sobre sí misma, hasta llegar al cero absoluto, momento en que se cristaliza.
Los astrónomos consideran que el universo está plagado de estrellas que han culminado este proceso. De hecho, se supone que debe afectar a más del noventa por ciento de los cuerpos celestes que lo pueblan, incluido, por supuesto, nuestro Sol. El proceso no tendrá lugar hasta dentro de millones de años, pero evidentemente condicionará las posibilidades de vida en la Tierra. El primer efecto que provocaría sería una alteración de nuestras condiciones electromagnéticas.
Una enana blanca es el resultado del proceso por el cual una estrella se convierte en un cuerpo celeste frío. Esto se debe al agotamiento de su combustible, es decir, cuando en su interior dejan de producirse reacciones debidas a la energía termonuclear que todas las estrellas tienen (siempre que superen una masa determinada). El proceso de enfriamiento provocará también que se vaya condensando sobre sí misma, hasta llegar al cero absoluto, momento en que se cristaliza.
Los astrónomos consideran que el universo está plagado de estrellas que han culminado este proceso. De hecho, se supone que debe afectar a más del noventa por ciento de los cuerpos celestes que lo pueblan, incluido, por supuesto, nuestro Sol. El proceso no tendrá lugar hasta dentro de millones de años, pero evidentemente condicionará las posibilidades de vida en la Tierra. El primer efecto que provocaría sería una alteración de nuestras condiciones electromagnéticas.