Un trastorno bipolar es un problema psiquiátrico que se puede ver abreviado, en ocasiones, como TAB. Es el nombre que sustituye a lo que antiguamente se llamaba psicosis maníaco –depresiva. Una persona que sufra de este trastorno tendrá cambios de humor constantes y bruscos: pasa de la ansiedad y la actividad frenética a sentirse deprimido y completamente hundido. Esta oscilación permanente entre la alegría y la tristeza suele provocar también tics o comportamientos compulsivos (muchas veces, los trastornos bipolares también van acompañados de los obsesivo- compulsivos).
El origen de este problema se encuentra a nivel neuronal: se debe a un desequilibrio de los mecanismos neurotransmisores, generalmente de tipo químico.
No hay que confundir el trastorno bipolar con la ciclotimia. Este segundo tiene síntomas parecidos, pero no se trata de una patología: la ciclotimia es un cambio repentino entre la euforia y la tristeza, sin llegar a los extremos de desequilibrio antes mencionados. Aun así, cuando se detectan esta clase de síntomas de manera leve no hay que desdeñarlos o restarles importancia; es necesario acudir a un especialista para evitar que derive en un problema patológico de mayor envergadura.
Un trastorno bipolar es un problema psiquiátrico que se puede ver abreviado, en ocasiones, como TAB. Es el nombre que sustituye a lo que antiguamente se llamaba psicosis maníaco –depresiva. Una persona que sufra de este trastorno tendrá cambios de humor constantes y bruscos: pasa de la ansiedad y la actividad frenética a sentirse deprimido y completamente hundido. Esta oscilación permanente entre la alegría y la tristeza suele provocar también tics o comportamientos compulsivos (muchas veces, los trastornos bipolares también van acompañados de los obsesivo- compulsivos).
El origen de este problema se encuentra a nivel neuronal: se debe a un desequilibrio de los mecanismos neurotransmisores, generalmente de tipo químico.
No hay que confundir el trastorno bipolar con la ciclotimia. Este segundo tiene síntomas parecidos, pero no se trata de una patología: la ciclotimia es un cambio repentino entre la euforia y la tristeza, sin llegar a los extremos de desequilibrio antes mencionados. Aun así, cuando se detectan esta clase de síntomas de manera leve no hay que desdeñarlos o restarles importancia; es necesario acudir a un especialista para evitar que derive en un problema patológico de mayor envergadura.
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