La Piedra de Rosetta fue el primer “diccionario” que se utilizó para la traducción de textos del Antiguo Egipto. Fue tallada originalmente en el siglo II antes de Cristo, como una recopilación de un texto legal en diferentes idiomas.
En 1799, un soldado francés, Pierre-François Bouchard, la encontró por casualidad en un pueblo llamado precisamente Rosetta, durante la campaña de Napoleón en Egipto. Fue parte del botín del ejército británico tras derrotar a los franceses poco después. La Piedra de Rosetta viajó a Londres, fue puesta en manos de arqueólogos, y en ese momento se descubrió su valía en el campo de la lingüística.
Gracias a los distintos textos tallados en su superficie, se han podido descifrar tres alfabetos diferentes: los jeroglíficos del Antiguo Egipto, los caracteres del egipcio demótico y el griego antiguo. En la actualidad, la Piedra continúa siendo exhibida en el Museo Británico, su hogar desde 1802.
La Piedra de Rosetta fue el primer “diccionario” que se utilizó para la traducción de textos del Antiguo Egipto. Fue tallada originalmente en el siglo II antes de Cristo, como una recopilación de un texto legal en diferentes idiomas.
En 1799, un soldado francés, Pierre-François Bouchard, la encontró por casualidad en un pueblo llamado precisamente Rosetta, durante la campaña de Napoleón en Egipto. Fue parte del botín del ejército británico tras derrotar a los franceses poco después. La Piedra de Rosetta viajó a Londres, fue puesta en manos de arqueólogos, y en ese momento se descubrió su valía en el campo de la lingüística.
Gracias a los distintos textos tallados en su superficie, se han podido descifrar tres alfabetos diferentes: los jeroglíficos del Antiguo Egipto, los caracteres del egipcio demótico y el griego antiguo. En la actualidad, la Piedra continúa siendo exhibida en el Museo Británico, su hogar desde 1802.
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