Soñamos porque nuestro cerebro no está nunca en reposo incluso cuando dormimos. El recuerdo de los acontecimientos del día vuelve de nuevo a nuestro espíritu y forma imágenes a veces raras que nos asombran o nos asustan. El estudio de los sueños se convirtió en ciencia hace relativamente poco tiempo. El electroencefalograma, que transcribe las variaciones de la actividad eléctrica del cerebro, permitió sacar la conclusión de que todo el mundo sueña, incluso los bebés, cada noche, e incluso con a horas fijas. Pero la memoria sólo guarda un recuerdo vago o inexistente de esta actividad onírica. Parece ser que soñar es un fenómeno natural, aún desconocido pero indispensable para nuestro equilibrio psíquico.
Soñamos porque nuestro cerebro no está nunca en reposo incluso cuando dormimos. El recuerdo de los acontecimientos del día vuelve de nuevo a nuestro espíritu y forma imágenes a veces raras que nos asombran o nos asustan. El estudio de los sueños se convirtió en ciencia hace relativamente poco tiempo. El electroencefalograma, que transcribe las variaciones de la actividad eléctrica del cerebro, permitió sacar la conclusión de que todo el mundo sueña, incluso los bebés, cada noche, e incluso con a horas fijas. Pero la memoria sólo guarda un recuerdo vago o inexistente de esta actividad onírica. Parece ser que soñar es un fenómeno natural, aún desconocido pero indispensable para nuestro equilibrio psíquico.
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