El cerebro, que es el órgano de la vida psíquica, funciona tanto de día como durante el reposo nocturno. Nuestra vida psíquica no se limita a las percepciones, operaciones intelectuales y emociones de las que nos damos cuenta (experiencias «conscientes»). En ella hay también una zona, el inconsciente, cuya actividad nos pasa desapercibida. Mientras dormimos la actividad consciente se interrumpe, pero la inconsciente se nos manifiesta en forma de sueños. La frecuencia e intensidad de éstos está regulada por el cerebro y tienen una función importante en el equilibrio psíquico.
El cerebro, que es el órgano de la vida psíquica, funciona tanto de día como durante el reposo nocturno. Nuestra vida psíquica no se limita a las percepciones, operaciones intelectuales y emociones de las que nos damos cuenta (experiencias «conscientes»). En ella hay también una zona, el inconsciente, cuya actividad nos pasa desapercibida. Mientras dormimos la actividad consciente se interrumpe, pero la inconsciente se nos manifiesta en forma de sueños. La frecuencia e intensidad de éstos está regulada por el cerebro y tienen una función importante en el equilibrio psíquico.
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