Esta práctica, usual entre los pueblos primitivos, como el egipcios, por motivaciones de orden religioso, se basa en la desecación de los tejidos mediante el calor de embalsamiento químico. En uno u otro caso, exige el vaciado de las vísceras, cuyo espacio se rellena después con sustancias balsámicas. En esas condiciones, la inmersión del cuerpo durante cierto tiempo en un baño calcáreo, hace que el cuerpo se petrifique rápidamente y mantenga apenas alterados los rasgos fisonómicos del difunto. Entre los jíbaros, pueblo salvaje que aún perdura en América del Sur, se consigue también, por medios análogos, la reducción de los cuerpos momificados.
Esta práctica, usual entre los pueblos primitivos, como el egipcios, por motivaciones de orden religioso, se basa en la desecación de los tejidos mediante el calor de embalsamiento químico. En uno u otro caso, exige el vaciado de las vísceras, cuyo espacio se rellena después con sustancias balsámicas. En esas condiciones, la inmersión del cuerpo durante cierto tiempo en un baño calcáreo, hace que el cuerpo se petrifique rápidamente y mantenga apenas alterados los rasgos fisonómicos del difunto. Entre los jíbaros, pueblo salvaje que aún perdura en América del Sur, se consigue también, por medios análogos, la reducción de los cuerpos momificados.