Fueron los conquistadores españoles del siglo XVI quienes, a imitación de los indios centroamericanos, trajeron a Europa el gusto por la hoja fermenta de esta planta. Juan Nicot, embajador de Francia en Lisboa, la dio a conocer en su país y envió rapé (polvo de tabaco) a Catalina de Médicis, alabando sus virtudes curativas para los dolores de cabeza. Condenado, sin embargo, como una droga nefasta, se prohibió su uso y el propio papa Ubano VIII llegó incluso a lanzar decreto de excomunión sobre los fumadores de la llamada planta «hierba de Nicot» de cuyo apellido tomaría el nombre del alcaloide, nicotina, que el tabaco contiene, Hacia finales del siglo XVII se generalizó su uso hasta convertirse en recurso de primer orden para algunos países.
Fueron los conquistadores españoles del siglo XVI quienes, a imitación de los indios centroamericanos, trajeron a Europa el gusto por la hoja fermenta de esta planta. Juan Nicot, embajador de Francia en Lisboa, la dio a conocer en su país y envió rapé (polvo de tabaco) a Catalina de Médicis, alabando sus virtudes curativas para los dolores de cabeza. Condenado, sin embargo, como una droga nefasta, se prohibió su uso y el propio papa Ubano VIII llegó incluso a lanzar decreto de excomunión sobre los fumadores de la llamada planta «hierba de Nicot» de cuyo apellido tomaría el nombre del alcaloide, nicotina, que el tabaco contiene, Hacia finales del siglo XVII se generalizó su uso hasta convertirse en recurso de primer orden para algunos países.
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