Debajo de la piel se halla la compleja red de los vasos sanguíneos que riegan todo nuestro tejido muscular. Cuando por efecto de un golpe violento se rompen algunos de esos vasos, internamente se produce un derrame de sangre cuya manifestación más característica es el «cardenal» que provoca siempre la comprensión instantánea de los tejidos circundantes y al mismo tiempo la disminución del volumen de la sangre circulante. La extensión de estos «cardenales», en todo caso, depende de la cantidad de sangre derramada interiormente y del estado general del accidentado.
Debajo de la piel se halla la compleja red de los vasos sanguíneos que riegan todo nuestro tejido muscular. Cuando por efecto de un golpe violento se rompen algunos de esos vasos, internamente se produce un derrame de sangre cuya manifestación más característica es el «cardenal» que provoca siempre la comprensión instantánea de los tejidos circundantes y al mismo tiempo la disminución del volumen de la sangre circulante. La extensión de estos «cardenales», en todo caso, depende de la cantidad de sangre derramada interiormente y del estado general del accidentado.
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