Las hojas carnosas que forman el bulbo de las cebollas poseen en sus células unas vesículas llenas de una disolución acuosa de sustancias muy irritantes y que quedan en libertad cuando las pelamos. Debido a su carácter volátil, estas sustancias alcanzan pronto nuestros ojos provocándonos un abundante lagrimeo.
La secreción de las lágrimas es una defensa de nuestro organismo para proteger nuestro sentido de la vista, de esta manera las lágrimas disuelven el tóxico, disminuyendo su concentración.
Las hojas carnosas que forman el bulbo de las cebollas poseen en sus células unas vesículas llenas de una disolución acuosa de sustancias muy irritantes y que quedan en libertad cuando las pelamos. Debido a su carácter volátil, estas sustancias alcanzan pronto nuestros ojos provocándonos un abundante lagrimeo.
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