Antes de tener permiso para aterrizar, los aviones planean sobre la pista para esperar su turno, para perder altura, para abordar la pista en la dirección del viento, o para recibir las órdenes que les da la torre de control. Dada la densidad de tráfico sobre un gran aeródromo, ningún aparato puede aterrizar, sin haber dado su código y sin haber recibido unas órdenes muy precisas, por los controladores de la torre de control. La radio y el radar guían al avión, comunicándole la altitud que debe tener, el número de la pista en servicio y por último el número de orden de aterrizaje. Es frecuente el ver sobre el terreno varios aviones dando vueltas por encima del aeropuerto, esperando su turno de entrada a la pista, sobre todo cuando la visibilidad es mala.
Antes de tener permiso para aterrizar, los aviones planean sobre la pista para esperar su turno, para perder altura, para abordar la pista en la dirección del viento, o para recibir las órdenes que les da la torre de control. Dada la densidad de tráfico sobre un gran aeródromo, ningún aparato puede aterrizar, sin haber dado su código y sin haber recibido unas órdenes muy precisas, por los controladores de la torre de control. La radio y el radar guían al avión, comunicándole la altitud que debe tener, el número de la pista en servicio y por último el número de orden de aterrizaje. Es frecuente el ver sobre el terreno varios aviones dando vueltas por encima del aeropuerto, esperando su turno de entrada a la pista, sobre todo cuando la visibilidad es mala.
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