Nuestros ojos siempre están mojados por las lágrimas que vienen de una pequeña bolsa situada bajo el párpado superior. Cuando sentimos pena o alegría, la emoción hace salir tantas lágrimas, que se escurren por la cara. Una mala noticia, un dolor, una contrariedad o una alegría desencadenan un conjunto de reacciones emocionales. Los reflejos creados por los núcleos grises centrales del cerebro, provocan la emisión de lágrimas, a menudo acompañadas de gritos y temblores. Otra región del cerebro, la corteza, sede de la voluntad, permite controlar las manifestaciones del sufrimiento. Se sabe por fin que el cansancio nervioso causa también ataques de llanto.
Nuestros ojos siempre están mojados por las lágrimas que vienen de una pequeña bolsa situada bajo el párpado superior. Cuando sentimos pena o alegría, la emoción hace salir tantas lágrimas, que se escurren por la cara. Una mala noticia, un dolor, una contrariedad o una alegría desencadenan un conjunto de reacciones emocionales. Los reflejos creados por los núcleos grises centrales del cerebro, provocan la emisión de lágrimas, a menudo acompañadas de gritos y temblores. Otra región del cerebro, la corteza, sede de la voluntad, permite controlar las manifestaciones del sufrimiento. Se sabe por fin que el cansancio nervioso causa también ataques de llanto.
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