La realidad es que las vacas no tienen cuatro estómagos, sino uno de grandes dimensiones, dividido en cuatro partes. Cada una de estas partes cumple una función determinada.
Las dos primeras se llaman, respectivamente, retículo y rumen. La comida se queda en ellas entre veinte y cuarenta y ocho horas, el tiempo necesario para que actúen una gran cantidad de microorganismos que elaboran la primera parte del proceso digestivo. Esto es lo que se conoce como “rumiar”. De hecho, en sentido figurado se utiliza esta palabra cuando alguien piensa mucho las cosas, derivado del tiempo prolongado que lleva este proceso.
La tercera parte del estómago se conoce como omaso, y su función es la de reciclar determinados elementos contenidos en el bolo formado por los dos anteriores; en concreto, el fósforo y el sodio. Por último, la cuarta sección es denominada abomaso, y es la que lleva a cabo la digestión tal como la conocemos.
Las vacas no son los únicos animales con este particular estómago; también las ovejas, las cabras, las jirafas o los búfalos pertenecen al grupo de los rumiantes.
La realidad es que las vacas no tienen cuatro estómagos, sino uno de grandes dimensiones, dividido en cuatro partes. Cada una de estas partes cumple una función determinada.
Las dos primeras se llaman, respectivamente, retículo y rumen. La comida se queda en ellas entre veinte y cuarenta y ocho horas, el tiempo necesario para que actúen una gran cantidad de microorganismos que elaboran la primera parte del proceso digestivo. Esto es lo que se conoce como “rumiar”. De hecho, en sentido figurado se utiliza esta palabra cuando alguien piensa mucho las cosas, derivado del tiempo prolongado que lleva este proceso.
La tercera parte del estómago se conoce como omaso, y su función es la de reciclar determinados elementos contenidos en el bolo formado por los dos anteriores; en concreto, el fósforo y el sodio. Por último, la cuarta sección es denominada abomaso, y es la que lleva a cabo la digestión tal como la conocemos.
Las vacas no son los únicos animales con este particular estómago; también las ovejas, las cabras, las jirafas o los búfalos pertenecen al grupo de los rumiantes.
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