El oro es el más bonito de los metales. No se altera, no se desluce como el estaño, no ennegrece como la plata, no se oxida como el hierro. Se puede grabar y se puede pulir y las joyas guardan todo su resplandor. El oro tiene un brillo especial que hace que lo elijamos para adornarnos. Pero sobre todo, el oro es un metal precioso, porque es muy escaso y aún en volúmenes muy bajos representa una enorme cantidad de trabajo humano. Es una mercancía de referencia, símbolo de riqueza en todo el mundo. Las joyas de oro representan un capital que no se deprecia, una garantía contra las devaluaciones de la moneda.
El oro es el más bonito de los metales. No se altera, no se desluce como el estaño, no ennegrece como la plata, no se oxida como el hierro. Se puede grabar y se puede pulir y las joyas guardan todo su resplandor. El oro tiene un brillo especial que hace que lo elijamos para adornarnos. Pero sobre todo, el oro es un metal precioso, porque es muy escaso y aún en volúmenes muy bajos representa una enorme cantidad de trabajo humano. Es una mercancía de referencia, símbolo de riqueza en todo el mundo. Las joyas de oro representan un capital que no se deprecia, una garantía contra las devaluaciones de la moneda.