En realidad, estos meteoros de resplandecencia multicolor se producen en ambos polos, con amplitud y duración variables.
Hasta hace unos años no se conocía su naturaleza íntima. Hoy se sabe que son producidos por partículas electrizadas, procedentes del sol. Cuando en la superficie de éste se originan erupciones, tales partículas se dispersan y son atraídas por los campos magnéticos polares, donde, por efecto de la ratificación del aire, se produce esa luminiscencia cromática que las ha hecho famosas.
En realidad, estos meteoros de resplandecencia multicolor se producen en ambos polos, con amplitud y duración variables.
Hasta hace unos años no se conocía su naturaleza íntima. Hoy se sabe que son producidos por partículas electrizadas, procedentes del sol. Cuando en la superficie de éste se originan erupciones, tales partículas se dispersan y son atraídas por los campos magnéticos polares, donde, por efecto de la ratificación del aire, se produce esa luminiscencia cromática que las ha hecho famosas.
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