El interior del oído se cubre naturalmente de un producto amarillo y ceroso que se llama cérumen. El cérumen protege la oreja y retiene el polvo. Al cabo de algunos meses, se forma un tapón que termina taponar el oído: hay que lavarse los oídos todos los días. El conducto auditivo externo se cubre de una sustancia grasa, el cérumen, cuya acumulación puede sellar el tímpano. Es necesario retirar el exceso de cérumen para que el tímpano vibre normalmente, o durante el aseo diario o, si el tapón de cérumen es demasiado antiguo, con ayuda de un lavado al agua tibia bajo presión (jeringuillas o bock) mezclada a glicerina o éter.
El interior del oído se cubre naturalmente de un producto amarillo y ceroso que se llama cérumen. El cérumen protege la oreja y retiene el polvo. Al cabo de algunos meses, se forma un tapón que termina taponar el oído: hay que lavarse los oídos todos los días. El conducto auditivo externo se cubre de una sustancia grasa, el cérumen, cuya acumulación puede sellar el tímpano. Es necesario retirar el exceso de cérumen para que el tímpano vibre normalmente, o durante el aseo diario o, si el tapón de cérumen es demasiado antiguo, con ayuda de un lavado al agua tibia bajo presión (jeringuillas o bock) mezclada a glicerina o éter.
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