El brindis es un momento de camaradería entre las personas que se reúnen en la mesa, ya sea para comer o para beber. No suele iniciarse ninguna reunión de este tipo sin él. Sin embargo, su origen, que podemos rastrear hasta la Edad Media, es bastante diferente.
Durante las reuniones de la nobleza, no era infrecuente que se produjeran actos ocultos de traición. Uno de los más habituales era que el invitado fuera envenenado por su anfitrión a través de la bebida. Por ello, se creó la costumbre de que el anfitrión, para demostrar que no había peligro en la comida que estaba ofreciendo a su huésped, vertiera en su propia bebida unas gotas de la de éste, y ambos bebieran a la vez. No obstante, si el huésped quería demostrar que confiaba plenamente en estar a salvo del envenenamiento, no vertía las gotas sino que chocaba ligeramente su copa con la del otro, en un símbolo de confianza. Esto es lo que dio origen, en las épocas posteriores, a la costumbre del brindis, desde luego mucho más inocua.
El brindis es un momento de camaradería entre las personas que se reúnen en la mesa, ya sea para comer o para beber. No suele iniciarse ninguna reunión de este tipo sin él. Sin embargo, su origen, que podemos rastrear hasta la Edad Media, es bastante diferente.
Durante las reuniones de la nobleza, no era infrecuente que se produjeran actos ocultos de traición. Uno de los más habituales era que el invitado fuera envenenado por su anfitrión a través de la bebida. Por ello, se creó la costumbre de que el anfitrión, para demostrar que no había peligro en la comida que estaba ofreciendo a su huésped, vertiera en su propia bebida unas gotas de la de éste, y ambos bebieran a la vez. No obstante, si el huésped quería demostrar que confiaba plenamente en estar a salvo del envenenamiento, no vertía las gotas sino que chocaba ligeramente su copa con la del otro, en un símbolo de confianza. Esto es lo que dio origen, en las épocas posteriores, a la costumbre del brindis, desde luego mucho más inocua.