Algunas serpientes, principalmente las de menor tamaño, son venenosas. La naturaleza les ha dotado de esta facultad tanto para la defensa como para el ataque y paralización de sus presas.
Las serpientes almacenan el veneno en unas bolsas situadas a ambos lados de la cabeza llamadas glándulas venenosas.
De ahí parten nos conductos que confluyen en el interior de los dietes huecos por donde inyectan a su presa.
El efecto de algunos venenos es rapidísimo y mortal, especialmente para los animales de pequeño tamaño.
Algunas serpientes, principalmente las de menor tamaño, son venenosas. La naturaleza les ha dotado de esta facultad tanto para la defensa como para el ataque y paralización de sus presas.
Las serpientes almacenan el veneno en unas bolsas situadas a ambos lados de la cabeza llamadas glándulas venenosas.
De ahí parten nos conductos que confluyen en el interior de los dietes huecos por donde inyectan a su presa.
El efecto de algunos venenos es rapidísimo y mortal, especialmente para los animales de pequeño tamaño.
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