La Tierra no es el único planeta en el que se han observado movimientos de este tipo. Los astrónomos han llegado a registrar actividad sísmica en numerosos satélites dentro del Sistema Solar. En la luna, las diferentes misiones espaciales han llevado a cabo la instalación de aparatos de medición, conocidos como lunamotos o selenomotos, que son capaces de registrar terremotos acaecidos a una profundidad de entre ochocientos y mil kilómetros. Terremotos muy diferentes a los que tenemos en nuestro planeta, sin duda, puesto que aquí ocurren entre los setenta y los setecientos kilómetros de profundidad.
Los seísmos lunares suelen tener lugar cuando el satélite se encuentra en su punto de mayor o menor distancia con respecto a la Tierra. En su superficie pueden verse vestigios de estos movimientos, por ejemplo en la falla que lleva el nombre de Gran Muro o Gran Pared, de trescientos metros de altura y cien kilómetros de longitud.
La Tierra no es el único planeta en el que se han observado movimientos de este tipo. Los astrónomos han llegado a registrar actividad sísmica en numerosos satélites dentro del Sistema Solar. En la luna, las diferentes misiones espaciales han llevado a cabo la instalación de aparatos de medición, conocidos como lunamotos o selenomotos, que son capaces de registrar terremotos acaecidos a una profundidad de entre ochocientos y mil kilómetros. Terremotos muy diferentes a los que tenemos en nuestro planeta, sin duda, puesto que aquí ocurren entre los setenta y los setecientos kilómetros de profundidad.
Los seísmos lunares suelen tener lugar cuando el satélite se encuentra en su punto de mayor o menor distancia con respecto a la Tierra. En su superficie pueden verse vestigios de estos movimientos, por ejemplo en la falla que lleva el nombre de Gran Muro o Gran Pared, de trescientos metros de altura y cien kilómetros de longitud.
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