La cabra pirenaica, también conocida como bucardo, fue uno de los inquilinos salvajes de nuestros bosques hasta hace relativamente. Aunque durante todo el siglo XX se consideró una especie en extinción, se dio por desaparecida oficialmente a la especie en el año 2000, al menos en estado salvaje. El motivo de su extinción ha sido, sobre todo, la caza indiscriminada, propia de los siglos anteriores, en los que era una de las principales fuentes de alimentación en pueblos y zonas campesinas.
El bucardo vivía en estado salvaje en los bosques del Pirineo, Navarra, País Vasco, Lérida y Gerona. En la actualidad, científicos especializados en tareas de clonación están encargados de investigar la manera de volver a recrear uno de estos espléndidos animales; quizás no para repoblar los bosques, pero sí para mantener vivo su legado para las próximas generaciones y evitar que caiga en el pozo del olvido.
La cabra pirenaica, también conocida como bucardo, fue uno de los inquilinos salvajes de nuestros bosques hasta hace relativamente. Aunque durante todo el siglo XX se consideró una especie en extinción, se dio por desaparecida oficialmente a la especie en el año 2000, al menos en estado salvaje. El motivo de su extinción ha sido, sobre todo, la caza indiscriminada, propia de los siglos anteriores, en los que era una de las principales fuentes de alimentación en pueblos y zonas campesinas.
El bucardo vivía en estado salvaje en los bosques del Pirineo, Navarra, País Vasco, Lérida y Gerona. En la actualidad, científicos especializados en tareas de clonación están encargados de investigar la manera de volver a recrear uno de estos espléndidos animales; quizás no para repoblar los bosques, pero sí para mantener vivo su legado para las próximas generaciones y evitar que caiga en el pozo del olvido.
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