Las cataratas de Iguazú tienen el honor de ser consideradas unas de las más altas del mundo, junto con el Salto del Ángel en Venezuela. La inmensa corriente de agua procedente del río del mismo nombre se precipita al vacío desde una altura de más de ochenta metros, a lo largo de 275 saltos. Si queremos visitarlas, tenemos que acudir a Paraná, en la frontera que se encuentra entre tres países sudamericanos: Argentina, Paraguay y Brasil.
La zona de Iguazú, hoy parque nacional y uno de los tesoros naturales más valiosos del planeta, fue descubierta por los colonos jesuitas en el siglo XVII (aunque algunas lenguas apuntan a que fue el conquistador Cabeza de Vaca, en el XVI, el primero en llegar al lugar). No se trataba, sin embargo, de una región indómita, pues múltiples tribus indígenas vivían en ella de manera sedentaria, dedicándose al cultivo, a la artesanía y la navegación. Los jesuitas llegaron a contabilizar hasta treinta grupos distintos.
Las cataratas de Iguazú tienen el honor de ser consideradas unas de las más altas del mundo, junto con el Salto del Ángel en Venezuela. La inmensa corriente de agua procedente del río del mismo nombre se precipita al vacío desde una altura de más de ochenta metros, a lo largo de 275 saltos. Si queremos visitarlas, tenemos que acudir a Paraná, en la frontera que se encuentra entre tres países sudamericanos: Argentina, Paraguay y Brasil.
La zona de Iguazú, hoy parque nacional y uno de los tesoros naturales más valiosos del planeta, fue descubierta por los colonos jesuitas en el siglo XVII (aunque algunas lenguas apuntan a que fue el conquistador Cabeza de Vaca, en el XVI, el primero en llegar al lugar). No se trataba, sin embargo, de una región indómita, pues múltiples tribus indígenas vivían en ella de manera sedentaria, dedicándose al cultivo, a la artesanía y la navegación. Los jesuitas llegaron a contabilizar hasta treinta grupos distintos.
Was this answer helpful?
LikeDislike