Antes de nacer éramos una pequeña semilla en el cuerpo de nuestra madre. Esta semilla se agrandó, creció hasta que se convirtió en un pequeño bebé. Antes de nacer, todos los seres vivos existen en potencia en el cuerpo de los que serán sus padres. Dos clases de pequeñas células especializadas, infinitamente pequeñas, se sitúan en efecto en el aparato genital del hombre y de la mujer, los que serán después el padre y la madre. La aproximación de estas dos células da nacimiento a un huevo minúsculo que se desarrolla en el cuerpo de la mujer y que pasa a ser al cabo de nueve meses, el bebé esperado.
Antes de nacer éramos una pequeña semilla en el cuerpo de nuestra madre. Esta semilla se agrandó, creció hasta que se convirtió en un pequeño bebé. Antes de nacer, todos los seres vivos existen en potencia en el cuerpo de los que serán sus padres. Dos clases de pequeñas células especializadas, infinitamente pequeñas, se sitúan en efecto en el aparato genital del hombre y de la mujer, los que serán después el padre y la madre. La aproximación de estas dos células da nacimiento a un huevo minúsculo que se desarrolla en el cuerpo de la mujer y que pasa a ser al cabo de nueve meses, el bebé esperado.
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