Según parece el origen de los estropajos tan útiles hoy en día en nuestras cocinas, procede de un representante de comercio americano, el Sr. Cox, que en 1917, necesitaba promocionar algún artilugio. Dado que las amas de casa de San Francisco no se interesaban por sus baterías de cocina de aluminio, el Sr. Cox buscó una forma para traspasar el umbral de cada puerta, ofreciéndoles un pequeño pero atractivo regalo. El Sr. Cox conocía a la perfección el motivo de por qué sus famosas cacerolas eran a priori rechazada: costaba mucho fregar el fondo de las ollas, ya que con ese material los alimentos se pegaban mucho. Se puso pues mano a la obra, y encontró un procedimiento muy ingenioso, mezclando una solución jabonosa con unos cuadrados de lana de acero. Cuando estaban secos, volvía a sumergir los cuadrados de acero en el agua con jabón, hasta que los cuadrados de acero estaban saturados de jabón. ¡El estropajo había nacido! Tuvo tal éxito que a partir de ese momento, abandonó su antiguo oficio de representante pero consagró todo su tiempo al desarrollo de su invento.
Según parece el origen de los estropajos tan útiles hoy en día en nuestras cocinas, procede de un representante de comercio americano, el Sr. Cox, que en 1917, necesitaba promocionar algún artilugio. Dado que las amas de casa de San Francisco no se interesaban por sus baterías de cocina de aluminio, el Sr. Cox buscó una forma para traspasar el umbral de cada puerta, ofreciéndoles un pequeño pero atractivo regalo. El Sr. Cox conocía a la perfección el motivo de por qué sus famosas cacerolas eran a priori rechazada: costaba mucho fregar el fondo de las ollas, ya que con ese material los alimentos se pegaban mucho. Se puso pues mano a la obra, y encontró un procedimiento muy ingenioso, mezclando una solución jabonosa con unos cuadrados de lana de acero. Cuando estaban secos, volvía a sumergir los cuadrados de acero en el agua con jabón, hasta que los cuadrados de acero estaban saturados de jabón. ¡El estropajo había nacido! Tuvo tal éxito que a partir de ese momento, abandonó su antiguo oficio de representante pero consagró todo su tiempo al desarrollo de su invento.
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