El origen del golf es muy controvertido. Se dice que los romanos practicaban un juego en el que golpeaban una bola de plumas con un palo rematado en una punta curva. En los Países Bajos, existió un juego tradicional similar; el hecho de que la palabra holandesa para “palo” sea “kolf” ha motivado la creencia de que podrían ser los precursores reales.
Sin embargo, fue en Escocia donde se creó este deporte propiamente dicho, en el siglo XV. La leyenda tradicional sostiene que los dieciocho hoyos de los que consta provienen de los dieciocho tipos diferentes de whisky escocés que existen. Su popularidad creció rápidamente en poco tiempo, hasta el punto de que el rey James II tuvo que prohibirlo porque los ciudadanos estaban más interesados en jugar que en el entrenamiento militar, obligatorio por aquel entonces. Como suele suceder, esta prohibición no hizo sino aumentar la “fiebre” de la población por el golf.
El golf tuvo, además, una consecuencia muy importante: por primera vez, la nobleza escocesa se “dignó” a competir con los plebeyos de igual a igual. Es famosa la anécdota del reñido partido que jugaron el Príncipe de Gales y el zapatero John Paterson, uno de los primeros grandes golfistas de la Historia.
El origen del golf es muy controvertido. Se dice que los romanos practicaban un juego en el que golpeaban una bola de plumas con un palo rematado en una punta curva. En los Países Bajos, existió un juego tradicional similar; el hecho de que la palabra holandesa para “palo” sea “kolf” ha motivado la creencia de que podrían ser los precursores reales.
Sin embargo, fue en Escocia donde se creó este deporte propiamente dicho, en el siglo XV. La leyenda tradicional sostiene que los dieciocho hoyos de los que consta provienen de los dieciocho tipos diferentes de whisky escocés que existen. Su popularidad creció rápidamente en poco tiempo, hasta el punto de que el rey James II tuvo que prohibirlo porque los ciudadanos estaban más interesados en jugar que en el entrenamiento militar, obligatorio por aquel entonces. Como suele suceder, esta prohibición no hizo sino aumentar la “fiebre” de la población por el golf.
El golf tuvo, además, una consecuencia muy importante: por primera vez, la nobleza escocesa se “dignó” a competir con los plebeyos de igual a igual. Es famosa la anécdota del reñido partido que jugaron el Príncipe de Gales y el zapatero John Paterson, uno de los primeros grandes golfistas de la Historia.
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