El horno microondas surgió de la investigación militar en materia de radares, a mediados del siglo XX. Como ha sucedido con otros muchos inventos de este tipo, finalmente fue adaptado a la vida cotidiana y hoy se ha convertido en un electrodoméstico casi imprescindible en cualquier hogar.
Funciona mediante ondas electromagnéticas, a una frecuencia de entre mil y dos mil gigahercios por segundo. Las ondas agitan las moléculas de agua contenidas en los alimentos , haciéndolas girar y chocar entre sí y produciendo de esta manera el calentamiento. Sólo actúan sobre las llamadas “moléculas polares”, es decir, las que poseen un polo negativo y otro positivo. Es por ello que algunos materiales cuyos elementos de fabricación no poseen estos polos no pueden calentarse en el microondas; algunos, simplemente, se queman, como pueden ser algunos plásticos o el papel. En cuanto a los metales puros, las ondas rebotan en su superficie, y por ello es desaconsejable introducirlos en el aparato.
El horno microondas surgió de la investigación militar en materia de radares, a mediados del siglo XX. Como ha sucedido con otros muchos inventos de este tipo, finalmente fue adaptado a la vida cotidiana y hoy se ha convertido en un electrodoméstico casi imprescindible en cualquier hogar.
Funciona mediante ondas electromagnéticas, a una frecuencia de entre mil y dos mil gigahercios por segundo. Las ondas agitan las moléculas de agua contenidas en los alimentos , haciéndolas girar y chocar entre sí y produciendo de esta manera el calentamiento. Sólo actúan sobre las llamadas “moléculas polares”, es decir, las que poseen un polo negativo y otro positivo. Es por ello que algunos materiales cuyos elementos de fabricación no poseen estos polos no pueden calentarse en el microondas; algunos, simplemente, se queman, como pueden ser algunos plásticos o el papel. En cuanto a los metales puros, las ondas rebotan en su superficie, y por ello es desaconsejable introducirlos en el aparato.
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