Se trata de una costumbre que viene desde hace tiempo y debemos buscar su origen en la Antigua Grecia o Egipto, dónde creían que los estornudos eran una advertencia divina. Además, si los estornudos eran por la tarde eran buenos y si eran por la mañana, malos, por lo que significaba que algo malo iba a pasar.
Los griegos decían: ‘¡Vivid!’ o ‘¡Qué Jupiter te conserve!’ justo detrás de un estornudo, una costumbre que está reflejada en ‘La Odisea’ de Homero. Por su parte, los romanos decían ‘¡Salve!’
No fue hasta la llegada de los primeros cristianos hasta que no se cambio el nombre de Júpiter, dios pagano, por el de ‘Jesús’
Se trata de una costumbre que viene desde hace tiempo y debemos buscar su origen en la Antigua Grecia o Egipto, dónde creían que los estornudos eran una advertencia divina. Además, si los estornudos eran por la tarde eran buenos y si eran por la mañana, malos, por lo que significaba que algo malo iba a pasar.
Los griegos decían: ‘¡Vivid!’ o ‘¡Qué Jupiter te conserve!’ justo detrás de un estornudo, una costumbre que está reflejada en ‘La Odisea’ de Homero. Por su parte, los romanos decían ‘¡Salve!’
No fue hasta la llegada de los primeros cristianos hasta que no se cambio el nombre de Júpiter, dios pagano, por el de ‘Jesús’
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