Rothenburg ob der Tauber es una pequeña ciudad ubicada en el distrito de Ansbach en Baviera (Alemania). Se trata de una de las ciudades con mayor atractivo turístico a nivel mundial de la región gracias al perfecto estado de su centro medieval.
Fue en el año 970 cuando se creó la parroquia de Detwang (hoy en día un barrio de la ciudad), y junto a ella, el castillo Grafenburg oberhalb der Tauber, por el que la ciudad recibiría el nombre de ‘ob der Tauber’ (sobre el río Tauber). Desde entonces, la ciudad se convirtió en un lugar de referencia durante la época medieval, gracias al buen hacer de, entre otros Heinrich Toppler.
Más tarde, durante la guerra de los Treinta Años, la ciudad fue tomada por el conde Tilly, hecho que dejó una tradición fundamental en la localidad, la del Meistertrunk (trago maestro): según la leyenda, el alcalde de la ciudad de la época apostó con Tilly que si se bebía de un sólo trago 3¼ litros de vino, la ciudad se salvaba de la invasión, y así fue.
La ciudad, bien merece una visita: sus calles empedradas, su cerveza, la muralla que la rodea y sus jardines nos trasladan a otra época.
Rothenburg ob der Tauber es una pequeña ciudad ubicada en el distrito de Ansbach en Baviera (Alemania). Se trata de una de las ciudades con mayor atractivo turístico a nivel mundial de la región gracias al perfecto estado de su centro medieval.
Fue en el año 970 cuando se creó la parroquia de Detwang (hoy en día un barrio de la ciudad), y junto a ella, el castillo Grafenburg oberhalb der Tauber, por el que la ciudad recibiría el nombre de ‘ob der Tauber’ (sobre el río Tauber). Desde entonces, la ciudad se convirtió en un lugar de referencia durante la época medieval, gracias al buen hacer de, entre otros Heinrich Toppler.
Más tarde, durante la guerra de los Treinta Años, la ciudad fue tomada por el conde Tilly, hecho que dejó una tradición fundamental en la localidad, la del Meistertrunk (trago maestro): según la leyenda, el alcalde de la ciudad de la época apostó con Tilly que si se bebía de un sólo trago 3¼ litros de vino, la ciudad se salvaba de la invasión, y así fue.
La ciudad, bien merece una visita: sus calles empedradas, su cerveza, la muralla que la rodea y sus jardines nos trasladan a otra época.
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