Hay veces en las que pelar un simple tomate puede llegar a ser todo un infierno, pero existen algunos trucos para facilitar la labor. Son trucos muy sencillos que hacen que la piel del tomate de separe un poco de la carne.
– El primer truco es el de frotar suavemente con el revés del filo de un cuchillo la piel del tomate. Cuando esté arrugada, significará que ya podremos retirarla fácilmente.
– Sumergirlos durante unos segundos con agua hirviendo, hacen que la piel se separe de la carne.
– La última opción es pincharlo con un tenedor y pasarlos por el fuego unos segundos.
Hay veces en las que pelar un simple tomate puede llegar a ser todo un infierno, pero existen algunos trucos para facilitar la labor. Son trucos muy sencillos que hacen que la piel del tomate de separe un poco de la carne.
– El primer truco es el de frotar suavemente con el revés del filo de un cuchillo la piel del tomate. Cuando esté arrugada, significará que ya podremos retirarla fácilmente.
– Sumergirlos durante unos segundos con agua hirviendo, hacen que la piel se separe de la carne.
– La última opción es pincharlo con un tenedor y pasarlos por el fuego unos segundos.
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